Planificar un viaje en bici

Planificar un viaje es casi tan emocionante como hacerlo, al menos para mí. Extender un mapa sobre la mesa y comenzar a calcular distancias, estudiar diferentes trayectos, estimar los relieves, localizar los posibles puntos de acampada o alojamiento y las zonas a visitar… es un auténtico placer.

Generalmente decidiremos el itinerario en función de tres factores principales:

  • puntos de interés que queramos conocer. Evidentemente esto será lo que defina nuestro recorrido a grandes rasgos. Siempre nos perderemos algo por problemas de distancia, condiciones de la ruta (pistas muy trialeras, puertos de montaña demasiado duros, caminos en mal estado según la época del año, etc.)… qué se le va a hacer. Hay que tener sentido común y no ser muy ambicioso. Darse una paliza por visitar un lugar determinado no suele merecer la pena, especialmente si tenemos la posibilidad de coger transportes alternativos como autobús o tren, pero debemos asegurarnos de poder embarcar nuestra bici y si nos costará algo.

Pillado en la autovía

  • una vez definido el recorrido de forma general valoraremos la ciclabilidad y el interés de los trayectos, evitando caminos complicados, grandes puertos de montaña, vias rápidas, grandes poblaciones que no tengan interés (cuando se viaja en bici pocas lo tienen), zonas industrializadas o feas, etc.
  • por último, tendremos en cuenta las zonas adecuadas para dormir (menos importante pues generalmente siempre hay soluciones). A veces es interesante un pequeño desvío para dormir en un determinado lugar. Si vamos en autonomía con nuestra tienda de campaña mucho mejor, pero es conveniente informarse de la legalidad de la acampada libre allá donde vayamos. Llevad información previa sobre la localización de los campings o sitios para dormir que podréis encontrar en la ruta. No es lo mismo ver en un mapa de escala 1:300.000 un camping al lado de la carretera cuando realmente está a 10 Km subiendo un puerto de primera.

Viajando en autonomía.

En fin, con paciencia, sentido común y después de pensar mil alternativas diferentes trazaréis el recorrido adecuado. En cualquier caso, ahí van unos consejillos:

  • Es muy habitual sobre-estimarse, especialmente en el cálculo de velocidades medias, así que, en caso de duda, debemos elegir siempre la posibilidad menos optimista. Hay que estudiar los recorridos sobre un mapa que tenga curvas de nivel o, en su defecto, sombreados que marquen los relieves y cotas de referencia. Es fundamental saber los desniveles a los que nos hemos de enfrentar, y, por supuesto, saber si atravesaremos puertos de montaña y de qué magnitud. Una media razonable en un viaje por carretera, con un relieve mas o menos llano y unos 20 kilos de equipaje, podría situarse entre los 15 y 20 Km/h. Para zonas complicadas con frecuentes caminos de tierra, sube-y-baja constantes, mucho peso en las alforjas, puertos de montaña o malas condiciones meteorológicas (zonas ventosas), esta media baja dramáticamente.

¿Carretera o camino? El tipo de terreno es crucial a la hora de calcular la velocidad media.

  • Definir un recorrido no significa fijar las etapas del viaje, es decir, día 1 de tal a tal sitio, día 2 de aquí a allá, etc. Jamás se puede cumplir un plan de ruta de este tipo. La duración de las etapas se establecerá sobre la marcha en función de nuestras fuerzas o ganas y las eventualidades del viaje (¡siempre las habrá!). Simplemente trazar un recorrido a seguir, siendo muy realistas en el numero de kilómetros que podréis hacer en función de los días del viaje. Por esta razón es importante contar con días de reserva, además de contar algún día de descanso. Por ejemplo, para un viaje a ritmo tranquilo de 500 Km., si calculamos una media de 17 Km/h y 5 horas de pedaleo al día, necesitaremos 6 días para completar el viaje. Añadamos un día de descanso y uno de reserva: 8 días de viaje total.

En todo viaje que se precie habrá eventualidades.

  • Haceos con la cartografía adecuada. Un mapa general escala 1:300.000 para carreteras y por zonas bien señalizadas puede bastar. Escalas mayores pueden darnos problemas si la red de carreteras es intrincada. Si vamos a atravesar zonas de carreteras secundarias y pistas por lugares aislados, necesitaremos escalas mas detalladas, de 1:100.000 y hasta 1:50.000. Si vais a atravesar una gran ciudad llevad un plano, es MUY jodido perderse para encontrar un hostal después de pedalear toda la jornada, y terminar en una autopista o en un polígono industrial.
  • Informaos de las posibilidades de encontrar agua en el camino. Aparte de llevar dos bidones de 700 cc en el cuadro, quizás debáis llevar una bolsa de agua de 2 o más litros suplementaria (las bolsas tienen la ventaja de que se pliegan cuando no se usan).
  • Si cogéis el avión y lleváis el infiernillo para cocinar, no olvidéis que los cartuchos de gas están prohibidos en el equipaje, debéis averiguar donde encontrarlos al llegar al destino.
  • Llevad un listado de direcciones-útiles-por-si-aca (embajada si vais al extranjero, oficinas de turismo, clubs de ciclismo, amigos de amigos, etc.) y un papelito con los teléfonos más importantes por si se pierde o se estropea el móvil, lo cual no es tan raro.
  • Siempre se puede llevar una guía de viaje, aunque suelen ser pesadas. Yo prefiero hacer un documento de texto con toda la información necesaria, formatearla para que sean las menos páginas posibles e imprimirla. Además llevo una memoria USB con todo grabado.

Un viaje en bici no es una competición

  • Dinero. Yo llevo dos tarjetas bancarias y dinero y dividido todo en dos lotes. Uno lo llevo en la bolsa de manillar o encima y el otro en una alforja. Nunca se sabe.
  • Informaos muy bien del clima de la zona para llevar la vestimenta justa y adecuada.
  •  ¡Huid de las grandes ciudades como de la peste!
  • ¡Cualquier cambio imprevisto que nos impida cumplir las expectativas iniciales no debe ser un motivo de frustración! ¡Estamos viajando, no en una competición!

Y, por último, ahí van posibles olvidos típicos y lamentables: repelente de insectos, crema solar (chungo), rollo de papel higiénico (dios!!!), cargador de móvil (todo un clásico de los viajes), mp3 (mal rollo para los melómanos), candado bici (putadón), linterna (vaya), mechero o cerillas (uno lo descubre en el momento de ir a preparar esos deliciosos espaguetis que estaba deseando devorar), cepillo de dientes (conozco a alguno al que no le importaría), corta-uñas, gafas de sol, bici…

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Publicado el 1 mayo, 2010 en Preparación del viaje, Viajar en bici y etiquetado en . Guarda el enlace permanente. 9 comentarios.

  1. Estoy re-empezando con la Bici y me estoy devorando todos los artículos que escribes, muchas gracias!

  2. Me encana esta web y tu forma de explicar las cosas. Estoy redescubriendo la bicicleta a los 40, y no me avergüenza para nada admitir el montón de cosas que estoy aprendiendo de gente como tú.

    ¡Gracias 1000 y no dejes de escribir!

  3. Hermano, que lindo leer esto. Gracias por compartir tus experiencias. Buenva vida y que siga intenso con el pedal.

  4. El consejo de de » ¡Huid de las grandes ciudades como de la peste» … es totalmente exagerado, yo he enrado en bicicleta en muchas grandes ciudades. Y no hay problema ninguno, buscando vías y rutas alternativos, claro está…

  5. Bua gracias!!! estaba perdida y desesperada con la manera de montar mi itinerario. Ha sido una salvación jajajaj

  1. Pingback: La Cartografía en el cicloturismo: cómo elegir y utilizar el mapa perfecto « Curso de orientación

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