El pico del petróleo, tercera parte

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En la primera y segunda parte de este artículo se analizó el problema del cenit en la producción de petróleo en lo que concierne a la dependencia energética, la oferta, los descubrimientos y la demanda de éste, y a los primeros síntomas de su llegada. En esta tercera y última parte, se analizan las posibles consecuencias de una caída estructural en la oferta y las alternativas que tenemos para enfrentar esta situación.

ACTUALIZACION: La Agencia Internacional de la Energía reconoció en noviembre de 2010 que el pico del petróleo convencional se alcanzó en 2006

Las consecuencias

Ya se ha descrito la enorme dependencia que tiene el sistema socioeconómico de los hidrocarburos. Se ha visto que la actual tendencia de consumo energético conduce a una situación de desequilibrio estructural entre la oferta y la demanda.

Una primera aproximación a las consecuencias de una situación de este tipo puede hacerse tomando como referencia las crisis petroleras de los setenta.

En 1973, debido a la guerra del Yom Kippur en Oriente Medio, la OPEP comenzó un embargo de petróleo que desabasteció a los países industrializados. En siete años el precio del crudo se multiplicó por 10, provocando dos recesiones y medidas de ahorro energético que hicieron que por primera vez en la historia disminuyera el consumo. Se buscaban suministros adicionales para cubrir la demanda inmediata y almacenarlos en previsión de una futura escasez. El pánico aumentó las compras provocando una demanda extra y un mayor aumento del precio. Había interrupciones en los suministros de electricidad y las autopistas de Europa Occidental estaban desiertas los fines de semana. Los efectos fueron un gran aumento del paro, desencadenamiento de la espiral inflacionista y recesión económica.

Pero una imagen vale más que mil palabras. En las siguientes gráficas se observan los graves efectos que tuvo el aumento del precio del petróleo en esta crisis sobre el paro, la inflación y el crecimiento en Gran Bretaña.

Gráfico 23. Relación del paro, la inflación y el crecimiento económico en Gran Bretaña con el precio del petróleo durante las crisis petroleras. Obsérvese que los únicos años de crecimiento negativo (1974 y 1975, 1980 y 1981, 1991 y 1992) coinciden exactamente con los años siguientes a las crisis petroleras (1973, guerra del Yom Kippur; 1979, caída del Sha de Persia; 1990, primera guerra del Golfo).

Después de la revolución iraní de 1979 se empieza a recuperar la normalidad. A partir de 1982, el consumo volvió a crecer y los precios descendieron a los niveles anteriores a la crisis. Los años setenta pusieron de manifiesto la relación directa entre la oferta de petróleo a bajo precio y el crecimiento económico. Se comprobó que incluso caídas en la producción de petróleo de tan sólo el 5%, produjeron incrementos de casi cuatro veces el precio, afectando gravemente a las economías petróleo-dependientes.

Sin embargo, estas crisis fueron consecuencia de eventos bélicos o políticos y, por lo tanto, la caída en la producción era coyuntural. Pero una situación de deficiencia estructural en la oferta no tendrá vuelta atrás, será irreversible. La estrecha relación entre la producción y el crecimiento económico se revelará con toda su crudeza en forma de una recesión difícil de imaginar.

Gráfico 24. Relación entre consumo de petróleo y crecimiento del PIB. 1960-2005. Al igual que en ejemplo anterior se observa claramente la relación entre las caídas en el consumo y la caída del PIB.

A la dependencia de la industria, la construcción, el suministro eléctrico, el transporte global y la agricultura de la energía proveniente del petróleo y el gas, se debe añadir la dependencia del sistema financiero mundial.

El sistema financiero ha ido creando una situación de endeudamiento personal, corporativo y estatal colosal, confiando en que el crecimiento del mañana, alimentado por una energía proporcionada por hidrocarburos baratos, será garantía suficiente para saldar las deudas de hoy. De ahí la necesidad de crecimiento económico para sostener semejante deuda. Consecuentemente, una vez que comience el declive, el sistema financiero y monetario corre riesgo de colapsar. En esta situación, cualquier programa global para afrontar una transición energética que puede durar décadas y requerir inversiones gigantescas puede ser absolutamente inviable.

Un informe de marzo de 2005 preparado para el Departamento de Energía de los EEUU titulado “The Mitigation of the Peaking of World Oil Production” (La Mitigación del Efecto del Pico en la Producción Mundial de Petróleo) señala:

“Sin la compensación oportuna, el equilibrio oferta/demanda mundial será llevado a cabo mediante una destrucción masiva de la demanda (carencias), acompañado por enormes aumentos del precio del crudo. Ambos crearán un prolongado periodo de significativas dificultades económicas mundiales. Esperar hasta el momento del pico petrolero antes de iniciar los programas de mitigación de la crisis dejará al mundo con un déficit de combustible líquido de dos décadas o más.”

“Los problemas asociados al pico del petróleo mundial no serán temporales y poco servirán de guía las pasadas crisis energéticas. El reto del pico petrolero merece una seria e inmediata atención si se pretenden comprender enteramente los riesgos y dar comienzo a la mitigación en un tiempo razonable … el mundo nunca se ha enfrentado con un problema igual. Sin una mitigación masiva por lo menos una década antes del hecho, el problema se hará presente y no será temporal. Las transiciones energéticas previas fueron graduales y evolutivas. El pico del petróleo será abrupto y revolucionario.”

Parece evidente que de no emprenderse acciones radicales, globales e inmediatas para afrontar la llegada del declive del petróleo, será muy difícil evitar las consecuencias de un hundimiento de la economía planetaria que acarreará una recesión sin precedentes, incremento masivo del paro, resurgimiento de movimientos radicales y caos generalizado, hambrunas y extensión de las guerras por recursos.

Alterantivas

1- Las otras energías fósiles: el gas natural y el carbón.

Las proyecciones futuras sobre el consumo energético también prevén un aumento de la producción de gas natural y carbón. Es cierto que el gas natural irá adquiriendo cada vez mayor importancia en la planificación energética del futuro, pero desde luego no será el hidrocarburo que sustituya al petróleo. Su producción sigue igualmente una curva en forma de campana, con una fase de meseta y una caída más abrupta. Su cenit se alcanzará 15 o 20 años después que el del petróleo. Es más: teniendo en cuenta que una disminución de la oferta de petróleo aumentará la demanda de gas, este cenit seguramente se adelantará. Es cierto que aún se pueden realizar nuevos descubrimientos de yacimientos de gas natural, pero esto debería llevarnos a considerar al gas natural como una fuente de energía clave para encarar una transición energética y nunca como un sustituto del petróleo. De lo contrario se crearía otra dependencia energética de un hidrocarburo que tampoco tardará en declinar.

Por otra parte el transporte a largas distancias y el almacenaje del gas es complicado, pues antes debe ser licuado. Además el gas no puede ser la materia prima de sustitución de muchos miles de productos petroquímicos.

Respecto al carbón, cuyo consumo también aumentará previsiblemente, aunque su pico de producción está aún lejano tiene muchos inconvenientes. Genera mucho más dióxido de carbono que el petróleo y el gas, con el consiguiente efecto sobre el cambio climático, produce más contaminación, su extracción tiene un gran impacto ambiental y consume mucha energía, tiene aproximadamente la mitad de la densidad energética del petróleo y no se puede utilizar directamente para el transporte ni para sustituir miles de compuestos derivados del petróleo.

Resumiendo. El 80% de la energía primaria consumida a nivel mundial proviene de los combustibles fósiles: petróleo, gas natural y carbón. Los tres harán pico en los próximos años o décadas en ese orden y es fundamental tener en cuenta que la declinación de uno acelerará la llegada del pico de los siguientes. Sustituir ese 80% de energía primaria por otra alternativa en un plazo de una o dos décadas es el gigantesco reto al que nos enfrentamos. Veamos las alternativas.

2- Las energías renovables

Las energías renovables (solar, eólica, mareomotriz, geotérmica e hidroeléctrica) actualmente representan una aportación minúscula en el panorama energético mundial. Sin embargo, experimentarán un importantísimo crecimiento y constituirán una parte significativa de la cartera energética del futuro. Pero a varias décadas vista.

Por otro lado, presentan problemas físicos que imponen una limitación en cuanto a su consolidación como fuente de energía principal:

  • su naturaleza difusa (a excepción de la geotérmica, muy localizada), lo que supone que se necesitan grandes superficies de instalaciones para obtener una energía de baja densidad
  • incompatibilidad como combustible para el transporte
  • intermitencia energética.

No hay que olvidar que el 36% de la energía se obtiene del petróleo y de esta se utiliza más del 90% en el transporte; o lo que es lo mismo, el trasporte consume un tercio de la energía primaria total.

Evidentemente hay que hacer todos los esfuerzos posibles para desarrollar estas fuentes de energía, pero es sencillamente ingenuo pensar que constituyen una solución a la dependencia de los combustibles fósiles. Su potencial, al menos en las próximas décadas es limitado.

Veamos por ejemplo algunas cifras con respecto a la energía eólica. En Francia, el gobierno ha fijado en su programa plurianual de inversiones de producción eléctrica una potencia eólica de 13 GW para el 2015, lo que equivale a 7.000 aerogeneradores (diez veces más que los actuales). Para asegurar el 5% del consumo eléctrico del país (482 TWh) hacen falta alrededor de 5.000 generadores de 2 MW. Si suponemos que los mas de 6.000 aerogeneradores que faltan por implantar para cumplir el programa son de 2 MW (lo que es mucho suponer; estos son los mayores aerogeneradores que se están implantando de forma generalizada, con torres de 100 mts. de altura, palas de 80 mts. de diámetro y decenas de toneladas de hormigón en la cimentación) se cubriría en 2015 el 7% de la demanda eléctrica, en el caso de que esta no aumente hasta esa fecha (seguimos suponiendo demasiado). Y estamos hablando de sólo del consumo eléctrico, no del conjunto de energía primaria.

Mención especial merece la primera de las energías renovables, la energía hidroeléctrica. Conviene aclarar que es renovable pero no alternativa, ya que se viene utilizando desde la antigüedad (la UE la considera renovable en todos los casos, pero en el caso de España sólo se considera renovable hasta centrales de 10 megavatios, debido al gran impacto ambiental que producen las grandes centrales hidroeléctricas). Fue una de las primeras fuentes de energía que se utilizó para producir electricidad.

Aunque apenas representa un 2,5% de la energía primaria total, alrededor de un 20% de la electricidad mundial procede de esta fuente. Se calcula que si se explotara toda la energía hidroeléctrica disponible en el mundo sólo se cubriría el 15% de la energía total consumida. En realidad se está utilizando alrededor del 20% de este potencial, aunque en España y en general en los países desarrollados, el porcentaje de explotación llega a ser de más del 50%. En el caso de los países de la OCDE constituye la tercera fuente de energía primaria tras los combustibles fósiles (carbón, gas natural y petróleo) y la energía nuclear.

Es considerada una energía limpia, pues apenas produce gases de efecto invernadero y no es contaminante. Su coste de explotación es bajo y es económicamente rentable.

Aunque el impacto ambiental durante la explotación es mucho menor que el de las energías fósiles, las inversiones necesarias para construcción de grandes presas son muy elevadas y el impacto ambiental puede llegar a ser enorme, pues se llegan a anegar grandes valles con la consiguiente destrucción de hábitat. Por otra parte, un embalse modifica el caudal del río y cambia las características físico-químicas del agua, provocando un impacto considerable en el ecosistema fluvial. Además, se produce una retención de sedimentos, disminuyendo los nutrientes aguas abajo y produciendo en ocasiones la pérdida de valiosos ecosistemas costeros en la desembocadura.

En conclusión, la energía hidroeléctrica sólo puede llegar a cubrir una pequeña parte de la demanda de energía primaria, pues sus posibilidades geográficas son limitadas y ya se encuentra en un avanzado grado de implantación (en muchos lugares donde es viable la construcción de una central esta ya se ha construido) y aunque es una energía limpia, renovable y rentable puede llegar a ocasionar un grave impacto ambiental.

3- Los biocombustibles

Puesto que un tercio de la energía mundial se quema en el transporte, mucha gente piensa que los biocombustibles pueden solucionar el problema.

El actual debate sobre los biocombustibles se centra en su rendimiento energético y no está exento de polémica. En Francia, mientras que la Agencia por el Control de la Energía (Agence pour la Maîtrise de l’Energie, ADEME) concluye en un estudio un rendimiento muy favorable, el Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA) afirma que este rendimiento es mucho menor. En general hay acuerdo en que el biodiesel (obtenido a partir de aceite de oleaginosas como la colza o el girasol) tiene una tasa de recuperación energética positiva de 2 ó 3/1 (bastante modesta por cierto) y la del bioetanol (obtenido a partir de plantas como la caña de azúcar, la remolacha, el maíz o el trigo, ricas en sacarosa o almidón) es prácticamente nula o incluso negativa. Por otro lado, se requieren grandes superficies de cultivo para su producción.

Teniendo en cuenta lo expuesto, la disponibilidad de superficies de cultivo en el planeta y la magnitud del sector del transporte mundial, sustituir el petróleo por biocombustibles a escala planetaria es irrealizable. Lo que no quiere decir que no sea una gran alternativa a una cierta escala y en ciertas regiones y, por tanto, sea necesario su desarrollo.

4- La alternativa nuclear

Actualmente existe un intenso debate sobre la conveniencia de la energía nuclear como alternativa ante el cenit de la producción de petróleo. Algunos países como Francia han apostado hace ya tiempo por este tipo de energía. Probablemente, dada la urgencia y gravedad de la situación, el momento presente no sería el mejor para prescindir de las instalaciones nucleares que ya están en funcionamiento. Sin embargo, la extensión de este tipo de energía no constituye de ningún modo una alternativa, aunque debe ser considerada en el período de transición.

La primera objeción es que la producción del uranio también alcanzará en un futuro no muy lejano su pico. No estamos ante una fuente de energía ilimitada.

Según el Foro Atómico (datos publicados el 29 de junio de 2005) las reservas de uranio a un precio de 59 dólares la libra son de 4,6 millones de toneladas. Actualmente existen 441 reactores en funcionamiento cuyo consumo es de 66.815 t/año. Según estos datos tendríamos reservas para 69 años al nivel de consumo actual. Si se elevara la aportación de este tipo de energía al 100% de la cartera energética global las reservas tan solo alcanzarían para 4,5 años. Estas cifras nos dan una idea bastante aproximada de los plazos del agotamiento del uranio.

Por otra parte, la energía nuclear no resuelve hoy por hoy el enorme problema del transporte global. En Francia, el 80% de la energía eléctrica es de origen nuclear, pero este tipo de energía solo supone el 25% del consumo total.

Respecto a la seguridad, no se trata tanto de la probabilidad de que ocurran accidentes graves, que quizás sea prácticamente nula, habida cuenta de los medios tecnológicos y humanos puestos a su servicio, sino de las consecuencias que uno sólo de ellos puede tener en términos de perdidas de vidas humanas, número de afectados y prolongación en el tiempo de sus consecuencias. Y no sólo se trata de la seguridad en las centrales nucleares, sino en toda la cadena del proceso, desde las explotaciones mineras para extraer el uranio, pasando por su enriquecimiento, transporte y transformación en UO2, hasta la fabricación de elementos combustibles.

La energía nuclear no ha solucionado ni mucho menos el grave problema de los residuos radiactivos. Ningún país tiene todavía en funcionamiento un depósito geológico permanente. Todos son transitorios y funcionan bajo licencias de 60, 70 o 100 años. Después el problema lo heredarán aquellos que no han disfrutado de la energía que produjo esos residuos.

El silicato de zirconio ha sido considerado el compuesto de elección para, en forma de cerámica sintética, vitrificar los residuos de alta actividad con el propósito de almacenarlos de forma permanente. Investigadores del Reino Unido y Estados Unidos han comprobado que el daño estructural de la radiación en un compuesto de zirconio es mayor de lo previsto y que la estructura cristalina de la cerámica dejará de serlo, y por tanto de contener radioactividad, a los 1.400 años. Sin embargo, el periodo de desintegración del plutonio-239 es de 24.110 años y el tiempo ideal de inmovilización de los residuos de 250.000 años.

Por otra parte, no se puede pensar en formaciones geológicas estables durante cientos de miles de años. Hoy por hoy, el problema de los residuos constituye por si sólo un argumento irrebatible en contra de la solución nuclear.

Y para finalizar, aún asumiendo que los problemas de gestión de residuos y seguridad estuvieran resueltos en los países más desarrollados, la proliferación nuclear en países menos avanzados y su asociación al uso militar, y la vista de las tensiones geopolíticas actuales, produce escalofríos.

Respecto a la fusión, tan sólo va a comenzar su fase experimental con el proyecto internacional ITER en Francia, que terminará con la construcción de un reactor experimental en diez años. La producción, de ser viable, se estima que empezaría en 50 años.

Con todo ello, y teniendo en cuenta la situación actual, hay que ser realistas y asumir que debemos contar con la energía nuclear actualmente en uso como un factor fundamental en un periodo de transición energética.

5- La opción del hidrógeno

Últimamente se habla mucho del hidrógeno como el combustible del futuro. Su producción no es cara y su único subproducto es el agua. Sin embargo, el hidrógeno es la molécula más pequeña que existe y es muy reactivo, por lo que su transporte y almacenamiento es muy caro y requiere de una tecnología compleja.

Sin embargo y contrariamente a lo que se piensa, el hidrógeno en si mismo no es una fuente de energía, sino un transportador o vector de esta. Esto es así porque se necesita consumir más energía para producir, transportar y almacenar el hidrógeno, de la que luego se puede obtener de él. Es decir, tiene una tasa de retorno energético negativa. Si la energía invertida en obtener hidrógeno se obtiene de combustibles fósiles, evidentemente no se habrá solucionado nada.

Actualmente se investiga en la obtención de hidrógeno partiendo de fuentes de energía alternativas como la solar, la eólica o la nuclear, a través de un proceso de electrolisis del agua. Este hidrógeno también tendría una tasa de recuperación negativa y requeriría parques solares y eólicos masivos.

Paralelamente se están llevando a cabo iniciativas para la utilización de hidrógeno en los vehículos que funcionen con celdas de combustible. No se producen emisiones de CO2 y su eficiencia es el doble que la del motor de gasolina. Su principal problema es la durabilidad y, por el momento, su alto coste.

Por último, aún suponiendo que el hidrogeno fuera una alternativa real para el transporte, sería necesario llevar a cabo un rediseño total de nuestro sistema de transporte y comercialización de combustibles y una adaptación de toda la industria del sector, lo que aumentaría el consumo energético y llevaría muchos años, si no décadas, en implantarse.

6- El ahorro y la eficiencia energética

Los planes de ahorro energético deberán formar parte sin duda de cualquier planificación a la hora de afrontar una transición. Pero como se ha visto, el consumo de energía está directamente asociado al crecimiento económico. Debido a ello, es difícil imaginar como implantar planes de este tipo a gran escala y a largo plazo en un sistema económico basado en el incentivo al consumo y el crecimiento constante. Además, se requiere de voluntad política para alcanzar un pacto de estado en este sentido, pues, desde un punto de vista electoral, donde se planifica a 4 ó 5 años vista, puede ser suicida implementar planes de ahorro energético que supongan una ralentización de la economía cuando no un crecimiento negativo.

Por otro lado, las medidas de ahorro energético parecen lógicas en los países más desarrollados, pero la justa aspiración de los países en desarrollo de aumentar su nivel de vida, y por tanto aumentar su consumo de energía, puede hacer que los efectos de estas medidas sean prácticamente insignificantes a escala mundial (aunque no por ello no deseables).

Respecto a la eficiencia energética, tan necesaria, requiere grandes inversiones e investigación y no constituye por si sola una solución. Incluso se advierte que en algunos casos podría empeorar las cosas debido al efecto de la Paradoja de Jevon, aunque esto puede ser muy discutible pues en ello influyen parámetros sicológicos.

Esta teoría afirma que aumentar la eficiencia disminuye el consumo instantáneo pero incrementa el uso del modelo, lo que provoca un incremento del consumo global. Es decir, que a medida que el perfeccionamiento tecnológico aumenta la eficiencia con la que se usa un recurso, lo más probable es que aumente el consumo de dicho recurso. Por poner un ejemplo claro, si contáramos con un modelo de coche híbrido o supereficiente que consumiera la mitad de gasolina, probablemente el ahorro que nos aportase su utilización sería invertido en consumir otros bienes o servicios, que a su vez suponen consumo energético, o simplemente utilizaríamos más el coche.

Por todo lo expuesto, podemos concluir que las medidas de ahorro y eficiencia energética, aunque imprescindibles, no serán de gran utilidad si forman parte del modelo socioeconómico actual, sino que han de ser una medida más dentro de una transición a gran escala orientada hacia un nuevo paradigma de desarrollo.

Conclusión

La inminente llegada del cenit del petróleo en los próximos años exige, como se ha visto, una transición urgente hacia otro modelo energético y socioeconómico. Ante esta situación, se pueden identificar los siguientes factores críticos:

  1. No existe una alternativa real para sustituir los hidrocarburos a corto plazo, por lo que cualquier transición pasará probablemente por la puesta en marcha de un conjunto mixto de alternativas.
  2. El factor tiempo. Probablemente ya es tarde para afrontar esta transición sin consecuencias socieconómicas negativas. Se tendría que haber empezado hace tiempo. Cualquier transición que se inicie en el momento presente tardará una o dos décadas en comenzar a dar resultados, por lo que muy probablemente parte de su implementación se solapará con el comienzo del declive. Pero cuanto más se retrase esta transición más destructores serán los efectos de este declive.
  3. El sector de los transportes es absolutamente crítico. Consume un tercio de la energía primaria la cual proviene prácticamente en su totalidad del petróleo. Los efectos del declive sobre una economía basada en una red de transportes globalizada, en la que los centros de producción de la materia prima, elaboración y consumo se encuentran habitualmente muy alejados, en ocasiones en continentes diferentes, pueden ser devastadores.
  4. La transición será en si misma petróleo-dependiente. Habrá que realizar inmensas remodelaciones y crear nuevas infraestructuras, industrias y tecnologías que supondrán una gran demanda energética añadida. La implementación de las diferentes alternativas dependerá a su vez, al menos en su fase inicial, de los hidrocarburos, lo que puede contribuir a acelerar más el declive. Este es un aspecto crucial y es otra razón por la cual la transición se debería haber empezado hace tiempo, cuando las reservas eran mayores. Necesitamos energía y tiempo extra ¿dispondremos de ambos?
  5. Cualquier transición requiere una enorme inversión de capital. Si esperamos que el aumento exacerbado del precio del petróleo sea el incentivo que provoque la transición, la propia fragilidad de una economía petróleo-dependiente en esta situación puede hacer peligrar su viabilidad financiera.

Se impone por tanto iniciar una transición de forma inaplazable y a escala mundial, que ha de pasar necesariamente por un amplio abanico de alternativas energéticas, pero que debe tener como base fundamental la planificación de la demanda. Esto significa no sólo una reducción en el consumo energético, sino también su redistribución, habida cuenta de la tremenda e insultante desigualdad existente en la distribución actual. No podemos aceptar que sea el precio de los hidrocarburos el que regule la demanda, dejando fuera de juego a gran parte de la humanidad, provocando la desestabilización social y desatando más guerras por recursos. Y para actuar sobre la demanda es necesario un cambio de la esencia misma del actual modelo socio-económico.

El modelo de crecimiento ilimitado nos está llevando al límite de la capacidad de sustentación del planeta. Y el primer factor limitante es el cenit del petróleo y del gas. A falta de soluciones milagro, la transición hacia un modelo de la sobriedad parece la única alternativa realista en un planeta hiperpoblado. Cualquier otro que no contemple un decrecimiento de los países desarrollados en pos de una convergencia con los menos desarrollados hacia un estado de equilibrio sostenible, tan sólo aplazará el colapso. Ha llegado la hora de la renuncia en la sociedad del despilfarro.

Luis Picazo Casariego. 2007.

Referencias bibliográficas:

  • ASPO y las reservas energéticas. ASPO.
  • Combustibles fósiles y geopolítica. Mariano Marzo.
  • Comiendo combustibles fósiles. Dale Allen Pfeiffer.
  • Cuánto tiempo durará el petróleo. Leonardo Maugery.
  • El cenit del petróleo convencional. Víctor Carol Guardiola.
  • El colapso energético que se avecina. Michal T. Klare.
  • El fin del petróleo barato. Marcel Coderch.
  • El fin del petróleo y del gas barato. Yves Cochet.
  • El final del petróleo barato. Fernando Ballenilla.
  • El G7 y la incertidumbre sobre las reservas petrolíferas. Michael C. Ruppert.
  • El mundo ante el cenit del petróleo. Fernando Bullon Miró.
  • El petróleo en Oriente Medio. Realidad o Ilusión. Colin C. Campbell.
  • El poder del petróleo en el siglo XXI. Jack Naffair y Arthur Lepic.
  • Energía, algo mas que una crisis de oferta. Pedro Prieto.
  • Energía, crisis de oferta. Felipe González.
  • Estudio sobre las reservas mundiales de petróleo. Víctor C. G.
  • El foro del cenit del petróleo. Word Watch num. 25, primavera 2006.
  • Hidrogeno, tecnología y política. Daniel Morgan y Fred Sissine.
  • Industria y Minería. Número 367. Monográfico Jornada «La Encrucijada Energética»
  • La vida después del colapso petrolero. Matthew Savinar.
  • Las sombras del informe Cheney. Arthur Lepic.
  • Objeciones al cenit de la producción petrolera. www.petro-pic.org
  • ODAC. Entendiendo el agotamiento. Chris Skrebowski.
  • Por qué el hidrogeno no es la solución. www.fromthewilderness.com
  • Predicciones sobre el precio del petróleo de Ali Bakhtiari. Adam Porter.
  • Protocolo de Uppsala. Grupo de estudio del Agotamiento de los Hidrocarburos de Uppsala de la Universidad de Uppsala, Suecia.
  • Una guerra por el petróleo. Mariano Marzo.

Principales webs consultadas:

Material Audiovisual consultado:

  • La humanidad ante el agotamiento de las reservas de petróleo. AEREN (Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos).
  • Los Desayunos de TVE. Entrevista a Mariano Marzo. 2005. RTVE.
  • Los Desayunos de TVE. Entrevista a Mariano Marzo. 2006. RTVE.
  • Petróleo, el Fin de una Era. Documentos TV. RTVE.
  • El Poder del Petróleo. TV5 France.

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Publicado el 9 mayo, 2010 en Decrecimiento y etiquetado en , . Guarda el enlace permanente. 5 comentarios.

  1. Hola, descubrí tu blog por casualidad, eso que nos suele ocurrir en internet, pasando de una página a otra, y llevo dos días colgado. Mi mujer se asoma a la puerta donde tengo el ordenador y me mira preocupada: ¡Me tiene que llamar varias veces para ir a comer! Cosa insólita en mi caso. Muchas gracias por tu curre y por tu sencillez en la explicación. Con tu permiso lo voy a utilizar para hablar a los chavales en el instituto
    En El pico del petróleo (Parte ·3), echo de menos en las alternativas a fusión nuclear , probablemente por ser, en este momento, la más improbable. Un abrazo ,Tito

    • Muchas gracias por el comentario Tito, da gusto saber que a uno leen con interés, pero espero no ser motivo de discordia en la pareja jeje… Respecto a la fusión es cierto que tan sólo la menciono, pero las espectativas que hay puestas en ella son a muy largo plazo en comparación con la urgencia del problema. La verdad es que hace mucho que no me intereso por cómo va el ITER, el reactor de fusión experimental, pero en cualquier caso mientras se trabaja en esta u otras tecnologias del futuro, que bienvenidas sean, tenemos que reaccionar en el presente inmediato. Un saludo!

  2. las 3 proximas las gana. Almereda fuera, Valencia en casa y fuera el Zaragoza. son 9 punots para los blancos.Jugar otra cosa en la quiniela Craso error.Volviendo al tema «no hacer lef1a del arbol caeddo» yo paso oledmpicamente de putearlos porque simplemente el madrid no este1 al nivel del Barcelona, Manchester o Chelsea. Sf3lo observar contra quien juega el Barcelona en los cruces y con quien el Madrid, que cualquiera tropieza en copa con un 2aa o 3aa ya que le pasa a todos los primeras, pero queda eliminado a las primeras de cambio en Europa, y ahed es donde se es grande, no en una liga que pertenece a los dos grandes y una vez cada 10 af1os para uno que de9 la sorpresa…El futbol actual es ased.

  3. El barcelona fue9 suepiror. El peligro estare1 ahora en las salidas fuera y los partidos del Inter. No es terrible perder un partido y empatar otro en 7 partidos, al contrario es una muy buena media, pero esta liga es de ganar todo el madrid y el barcelona como locos, y no creo que el madrid falle de aqued al final de campeonato…hay ligaafan ased confio en ganar liga y champions.saludos

  4. El estado meantl influye mucho en el rendimiento. Y en estos momentos el Madrid este1 muy tocado. Tocado, que no hundido, pero hay me1s probabilidades de que pinche en algfan partido el Madrid que el Barcelona. Yo le dareda 3 outs a falta de turn y river, el flop ha sido muy favorable al Bare7a.

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