Eslovenia – Croacia 2010
Unir Ljubljana, la capital eslovena de nombre imposible (pronunciar Liubliana), con la Perla del Adriático, Dubrovnik, ha sido el objetivo de este viaje de 10 días en la segunda quincena de septiembre. Si tuviera que comparar a estos dos países con regiones de España, Eslovenia sería Asturias y Croacia el norte de la costa Brava en su parte más montañosa.
Debido a un temporal de lluvia durante los tres primeros días que afectó al sur de Eslovenia y norte de Croacia, tuve que hacer parte del trayecto en tren y autobús. Este fue el recorrido final:
- Ljubljana – Postojna.
- Postojna – Rijeka – Trogir (tren y autobús)
- Trogir – Split; ferrie hasta Vela Luka (Isla de Korčula)
- Travesía de la isla de Korčula (Vela Luka – Korčula); ferrie a Orebić
- Travesía de la península de Peljesac (Orebić – Ston)
- Ston – Dubrovnik
- Dubrovnik – Cavtat
La ida y la vuelta fueron bastante pesadas, pues fui vía París y volví vía Ginebra, con lo que tuve que enlazar por tren ambos aeropuertos con Lyon.
Antes de empezar, aviso para los que tomen un vuelo de la compañía Adria Airways: ¡¡¡me metieron un clavo de 80 euros por embarcar la bicicleta!!! A pesar de la información sobre tarifas que la compañía expone públicamente en su pagina web, el personal de facturación insistió en que ese era el precio. Actualmente espero respuesta a una reclamación puesta a la línea aérea. Ojo con esta gente si viajáis a estos países con vuestra bici, quizás os compense pagar un poco más con otra compañía y evitaros sorpresas desagradables.
Día 15. Lyon – Paris (tren) + Paris – Ljubljana (Avión) – Aeropuerto – Ljubljana. 25 km.
Llego al aeropuerto de Ljubljana sobre a las 23h. Me toca pedalear hasta la ciudad con el frontal pues es noche cerrada. Hace fresco y el recorrido por una carretera secundaria entre bosques, campos y algún pueblecito, a la luz del frontal y en un silencio total, se hace mágico. Sólo escucho el ruido de los piñones de la bici al girar y la brisa contra mi cara. Casi todo es llano y la bici parece volar. Llego sin perderme hasta el hostal que había previsto en Ljubljana, donde por cierto abundan los carriles bici. Los primeros kilómetros del viaje han sido perfectos.
El hostal, el más barato que encontré por internet, es muy cutre (Aladin Hostel, huid de él como de la peste si vais por allí), pero decido quedarme esa noche y la siguiente para disfrutar de un día completo en la capital eslovena.
Día 16. Ljubljana.
Salgo prontito para conocer la ciudad. Ljubljana no es una ciudad monumental, pero es armoniosa, francamente bonita y sobre todo muy agradable. Por el centro pasa el río Ljubljanica, en el que se puede tomar un barco para hacer un recorrido turístico. Al río lo cruzan varios puentes, entre los que destacan el Puente Triple y el Puente de los Dragones. En este último podemos observar cuatro magníficos dragones, uno en cada esquina, que son el símbolo de la ciudad. Según la leyenda, el héroe mitológico griego Jason (el de los Argonautas) se encontró durante su viaje con uno de estos seres en un lago cerca de la ciudad y le dio muerte.
Lo más interesante que se puede hacer en esta ciudad es pasear por sus calles y plazas y disfrutar de sus terrazas y cafés. Es ciudad animada pero a la vez llena de rincones apacibles. En las riveras del río hay multitud de restaurantes y bares. La verdad es que me ha encantado.
En una de sus callejuelas descubro algo insólito. Cientos de cabecillas de bronce están diseminadas a lo largo de un canalón central que recorre la calle en toda su longitud. Las caras son todas distintas, con gestos burlescos, trágicos o deformes. Me paso un buen rato haciendo fotos a esta curiosidad de la que no tengo ninguna información.
Sobre las dos de la tarde comienza a llover. Es el momento de comer. Me meto en una pizzeria (tanto Eslovenia como Croacia tienen una notable influencia italiana en su gastronomía y se pueden comer magnificas pizzas muy baratas). Pido el tamaño mediano… en que hora no pedí la pequeña. La pizza es monstruosa, pero ante mi asombro consigo acabar con ella, asumiendo que también será mi cena. Supongo que el tamaño individual era el pequeño. El precio junto con una pivo (cerveza), por cierto muy buena, es de 11.30 euros, en plena zona turística.
Y venga a llover. Visito el castillo, que es la principal atracción turística de la ciudad. Se encuentra en lo alto de una colina que tiene un bosque de cuento. La vista es fantástica: se divisa todo Ljubljana con los alpes Julianos al fondo. Una pena que el día no sea soleado.
Me acuesto rallado por las previsiones del tiempo que son nefastas para los próximos tres días.
Día 17. Ljubljana – Postojna. 60 km.
Aunque ha llovido toda la noche, la mañana da una tregua y parto hacia Postojna. La salida es en gran parte por carril bici. Pero nada más salir de la ciudad comienza a llover de nuevo y ya no pararía en todo el día.
El recorrido me recuerda mucho a Asturias. Los prados se alternan con colinas boscosas y los pueblos huelen a granja. Me sorprende que todos tienen carril bici. Eslovenia, en contra de lo que se pueda pensar, es un país moderno y probablemente el más avanzado de los que formaban la antigua Yugoslavia. Y los eslovenos me han parecido gente amable y hospitalaria. Lamentablemente no puedo decir lo mismo de los croatas, que están bastante recorridos por un turismo masivo.
La etapa fue jodida, por lo desagradable que es pedalear bajo la lluvia y especialmente subiendo un puertecillo cerca del final. Llego calado hasta los huesos y cansado. En vista de que no para de llover, decido alojarme en un hotel y no ir al camping. Para más señas el Hotel Sport, con unas habitaciones enormes, limpio y con una recepcionista super amable, que al verme con la bici me dice que la guarde dentro del hotel.
En Postojna, región del Karst, se encuentran el sistema de cuevas cársticas más largo del mundo, con 20 km de galerías. La visita dura 2 horas. Un trenecillo eléctrico te adentra en la cueva unos kilómetros y después la visita es guiada y a pie. Se recorren diferentes galerías, salas (en la más grande dicen que caben 8.000 personas), «montañas» interiores y se observan todo tipo de formaciones cársticas: estalactitas, estalagmitas, columnas y cortinas. Es un impresionante y fantástico mundo subterráneo. Una pasada. Eso sí, hace rasca, 10°C constantes durante todo el año.
Dia 18. Postojna – Rijeka – Trogir (tren y autobús)
Después de llover toda la noche amanece con un tiempo aún peor. Aguaceros y mucho viento. Imposible pedalear hasta Rijeka como había previsto en esas condiciones. Y lo peor es que en Croacia el tiempo está igual y no cambiará hasta mañana. Esto me hará perder dos días de viaje y, llendo como ya iba justo de tiempo, decido acortar el recorrido para acercarme lo antes posible a la zona central de Croacia. Con la inestimable ayuda de la recepcionista del hotel, encuentro en internet un tren (casi toda la información está en esloveno) a las 15h54 para Rijeka ¡y que encima acepta bicis! En el trayecto disfruto de bonitos paisajes e imagino el infierno que hubiera sido haberlo hecho en pedaleando.
Una vez en Rijeka me voy pitando a la estación de autobuses. Con las prisas me despisto y meto la rueda delantera de la bici en un raíl de la vía del tranvía y salgo catapultado. Por suerte iba despacio y consigo no caerme (me viene de inmediato el recuerdo de un amigo que se rompió un tobillo por la misma causa). Afortunadamente la rueda ha aguantado bien la torsión. Además estoy de suerte, consigo un autobús a las 20h30 que para en Trogir. Me dicen que puedo llevar la bici, pero que tengo que pagar por ella directamente al conductor. Sospecho que los chóferes de autobús se han montado su negociete. Paso parte de la noche en el bus sin pegar ojo y por supuesto sigue lloviendo.
Llegada a Trogir a horas intempestivas. Una vez en el saco de dormir veo que son las 5 de la mañana. No he dado ni un pedal en todo el día y estoy agotado, ¡pero por fin escapé del mal tiempo!
Día 19. Trogir e isla de Okrug Gornji. 20 Km.
Turisteo en Trogir. El tiempo ha cambiado y empieza a aparecer tímidamente el sol.
Este pueblo medieval, situado en una península, está lleno de callejuelas llenas con encanto y tiene un plaza monumental con una de las iglesias más bellas de Croacia. Paso medio día fusilando el pueblo con la cámara, es una maravilla. Si hay que ponerle alguna pega, la misma que todas las ciudades turísticas de Croacia, es la dedicación absoluta y predatoria hacia el turismo. No hay apenas un sólo portal que no sea un restaurante o una tienda y hay que pagar en todas las iglesias o palacios para entrar. Por otra parte los turistas somos turbamulta y sacar una foto sin que aparezcamos desentonando es absolutamente imposible. Y esto en la segunda quincena de septiembre. En agosto tiene que ser terrorífico.
Después de un paseo en bici por la islita unida por un puente a Trogir, Okrug Gornji, desde la que ya se divisa Split, hago una cena de patriarca judío (pan, higos, dátiles y miel) en el camping, una pivo y al saco de dormir.
Día 20. Trogir – Split. 30 Km + Split – Vela Luka en ferrie (Isla de Korčula)
Salgo temprano para coger el catamarán que me tiene que llevar de Split a la isla de Korčula. Sale a las 15h30 y quiero tener tiempo para visitar el Palacio de Diocleciano en Split. Sólo tengo que hacer 30 km llanos por una carretera muy fea que termina en un polígono en industrial. Una vez en la ciudad, tardo un poco en dar con la calle que me lleva directo al palacio. Antes paso por el kiosco de Jadrolinija (la principal compañía de ferries de Croacia) para sacar mi billete. Sorpresa: en el catamarán no permiten bicis, que son consideradas como un vehículo, sólo pasajeros. Después de discutir un rato con la testadura cajera sin convencerla, tengo que sacar billete en el ferrie de las 17h30, en donde puedo embarcar la bici junto con los coches. Y para colmo tengo que pagar por ella más que por mí. Ya entiendo porque no aceptan bicis en el catamarán. Puro negocio. En fin, ahora tengo tiempo de sobra para disfrutar del Split.
El Palacio de Diocleciano, único en el mundo, está declarado por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad. No es un palacio en sí, sino todo un enorme recinto fortificado cuadrangular delimitado por murallas y torreones en tres de sus lados y el mar adriático por el otro y al que se accede por distintas puertas. Aunque en origen era una enorme villa romana con carácter militar, con el tiempo fue albergando a los habitantes de la ciudad y hoy en día viven en él unas 3.000 personas. Hay partes francamente bien conservadas, pero no es fácil hacerse la idea de lo que tuvo que ser este impresionante conjunto arquitectónico en los siglos III y IV cuando fue construido. Destacan el Mausoleo de Diocleciano y el Peristilo, pero además se puede echar una buena mañana visitando diferentes puertas de acceso, monumentos y los diferentes edificios, que abarcan estilos arquitectónicos desde el Bajo Imperio Romano hasta el período napoleónico. Toda una maquina del tiempo para los entendidos en arte (lamentablemente no es mi caso).
Después de solearme como un lagarto en el paseo marítimo y comprar algo de fruta en el colorido mercado que hay junto al palacio, me voy a coger el ferrie. Llegada a Vela Luka de noche, y una vez más a pedalear a la luz del frontal hasta el camping que está a unos 6 km, detrás de unas colinas. La verdad es que esto de pedalear de noche me gusta bastante. Ciertamente no ves el paisaje pero no hay ningún coche, el silencio es total, la temperatura perfecta y se disfruta de una calma impagable y una cúpula celeste sublime.
Día 21: Travesía de la isla de Korčula (Vela Luka – Korčula). 55 km.
Tras dejar el pequeño y agradable camping situado en un olivar, inicio la travesía de la isla de Korčula (pronunciar korchula) de oeste a este. Los paisajes son los típicos de una isla mediterránea: algún viñedo, olivares y sobre todo monte bajo de quercus y pinos. Como casi todas las islas de la costa Dálmata Korčula es montañosa. Aunque no hay ningún puerto duro, se salva un desnivel de casi 500 metros y es un sube y baja constante, el llano prácticamente no existe. Con el sol en la nuca el recorrido se hace algo duro, pero enormemente gratificante. Las vistas son magnificas: mar, calas tentadoras, montaña y la costa de la isla de Hvar y el continente me acompañan todo el camino junto al olor de tomillos, romeros y lavandas. En las rampas más duras me animo pensando que en una isla todo lo que sube baja… y vaya que si baja. Lo que uno sube a medias de 8 km/h lo baja a casi 60, cuando ya hay que tirar de freno (empieza el acojone) hasta la siguiente subida. En resumen, un flipe de etapa.
Llego a Korčula sobre las 14h, monto la tienda y me voy a la ciudad, otra maravilla fortificada como es habitual en Croacia. La ventaja de esta ciudad frente a Trogir o Dubrovnik es que hay muchos menos turistas. Cámara en mano, vuelvo a fusilar iglesias, murallas, palacios y callejuelas al más puro estilo nipón. La tentación de fotografiarlo todo es irresistible en Croacia, es algo compulsivo y un poco lamentable, porque impide disfrutar a fondo del viaje buscando los detalles, puntos de vista y ángulos más favorables. Definitivamente tengo que controlar el síndrome del turista japonés y pensar más en mi retina que en el objetivo de la cámara, pero el patrimonio de este país lo pone difícil.
Korčula es la ciudad natal de Marco Polo, sin ninguna duda para sus habitantes. De hecho se puede visitar su casa. Sin embargo, el lugar de nacimiento de este personaje, ubicado generalmente en Venecia, sigue siendo controvertido.

Casa de Marco Polo

Casa de Marco Polo
Día 22. Korčula – Orebić (pronunciar Orebitch, más o menos) en ferri + travesía de la península de Pelješac (Orebić – Ston). 60 km.
Etapón. Paisajísticamente lo que más me ha gustado. Pelješac (pronunciar Pelieschac, también más o menos) es la «isla» más salvaje de Croacia. Después de desayunarme un puerto bastante rock&roll pero con vistas espectaculares, recorro una especie de meseta montañosa y solitaria con una sorprendente vegetación selvática, que alterna con zonas de viñedos donde se produce el vino más reputado del país (que no probé pues me hice fan absoluto de la cerveza croata, que con el calor entra de muerte). Disfruto como un enano del recorrido; felicidad total, éxtasis cicloturístico.
En Ston se encuentra la llamada muralla china europea, una muralla con forma de W del siglo XIV de casi 6 km, la más larga de Europa y magníficamente conservada.
Dia 23. Ston – Dubrovnik. 60 km.
Trayecto por la «magistral», la carretera costera que recorre Croacia de norte a sur. La etapa, con apenas desniveles, es muy rodadora. Pedalear por esta carretera, dadas las vistas de las que se disfruta, sería una maravilla si no fuese por su peligrosidad, puesta de manifiesto cada pocos kilómetros por placas conmemorativas de personas muertas en accidentes, la mayoría chavales en moto. Están por todas partes, a veces con flores, velas y fotos… mal rollo. De hecho, la única parada que hice para comer tuvo que ser junto a una de ellas, ya que no hay arcén, lo cual no contribuyó precisamente a aliviar la tensión de pedalear siempre concentrado en los coches y autobuses que a veces te rebasan a literalmente a dos palmos de la bici (siempre los de matrícula croata por cierto). Es lo malo de este recorrido, casi no puedes quitar el ojo de la carretera y el retrovisor para disfrutar del paisaje costero, lleno de calas paradisíacas y solitarias, porque al otro lado de la línea blanca lateral está el abismo.
La llegada a Dubrovnik se hace tras atravesar un puente colgante. Después nos encontramos la ciudad literalmente colgada del acantilado. Aquí hay dos opciones: dar un gran rodeo para salvar el desnivel gradualmente y acceder a la ciudad (opción elegida) o hacerlo a pico por alguna de sus escasas callejuelas en las que hay largos tramos de escaleras (opción jevi metal).
Dubrovnik hace honor a su nombre: la Perla del Adriático. Es una pasada de ciudad, también fortificada como muchas otras, pero con una piedra de un color mucho más claro, casi blanco, de gran belleza. El patrimonio arquitectónico es inmenso. En una sola tarde se puede recorrer tranquilamente, pero harían falta varios días para empaparse de la infinidad de detalles y rincones que nos ofrece. Los turistas por supuesto somos horda, y jamás he visto tantos restaurantes y terrazas en tan poca superficie. En fin, sólo diré que esta ciudad es una obra de arte amurallada. Imprescindible.
Día 24. Dubrovnik – Cavtat. 40 km (incluyendo paseos por la zona).
Ultima etapa para posicionarme cerca del aeropuerto. Mi avión sale muy temprano y no me apetece hacer este recorrido el mismo día 25 a horas ingratas y en plena noche.
Cavtat es un agradable y bonito pueblo de turismo más bien selecto. Me doy el homenaje gastronómico del viaje: ensalada de tomates y rucola, pez espada al estilo de los pescadores y banana split (cuyo nombre por cierto nada tiene que ver con la ciudad). Todo delicioso en una terracita agradable y con un servicio perfecto (algo más bien escaso en Croacia, donde el personal dedicado al turismo no destaca lamentablemente por su simpatía). Por si alguien va por allí este es el dato: restaurant Konoba Kolona, cerca de la oficina de turismo.
Después de echar la tarde sesteando en una calita solitaria, me voy al aeropuerto, a unos 5 km. Decido dormir allí porque han pronosticado lluvia por la noche y no quiero mojarme llendo allí de madrugada. Paso la mitad de la noche sobre un banco en un parquecito que hay frente a la terminal, entre simpáticos gatos, hasta que empieza a llover y me mudo a otro banco a cubierto. Dormir lo que es dormir, apenas duermo nada porque me devoran los mosquitos, pero a las cinco y media ya estoy en pie preparando la bici para el embarque y facturando las alforjas.
Día 25. Dubrovnik – Ginebra (avión). Ginebra – Lyon (tren)
Día agotador de traslado a Lyon. Jornada para olvidar.
Consejos para pedalear por Eslovenia y Croacia:
- Entrenar un poquillo, el terreno no suele ser llano.
- No olvidar la crema solar (ni el impermeable, especialmente por Eslovenia)
- No merece la pena llevar casi comida, es fácil encontrar donde comer y supermercados en todas partes. Las pizzas, por la influencia italiana, son bastante buenas y muy baratas.
- Los hoteles son más bien caros en ambos países, especialmente en Croacia que es superturístico. Para el que no le gusten los campings, la opción más barata (aunque no lo sea mucho) son las habitaciones en casas particulares («sobes»). No preocuparse por encontrarlas, las hay por doquier.
- Evitar la temporada alta. Yo he estado la segunda quincena de septiembre y había multitud de turistas. En julio o agosto debe ser un infierno, además de soportar un sol abrasador.
- Evitar la carretera de la costa, es francamente peligrosa. Mucho mejor es ir saltando de isla en isla. Los ferries no son caros, pero hay que pagar por la bici. Los catamaranes no las aceptan. Informarse bien de los horarios (http://www.jadrolinija.hr/). El ferrie costero, que va de Rijeka hasta Dubrovnik parando en Split, Hvar y Korčula, sólo sale dos veces por semana. El resto son ferries diarios que saltan de isla en isla o de costa a isla.
- El retrovisor en la bici es casi imprescindible. Las carreteras, islas incluidas, no suelen tener arcén.
- Con el idioma no hay problema. Mucha gente habla inglés y entienden algo el español por su semejanza al italiano, al cual están acostumbrados.
- En Croacia no esperéis mucho de las oficinas de turismo, poca información y aún menos simpatía. Son más bien agencias intermediarias de alquiler de apartamentos.
Publicado el 3 octubre, 2010 en Viajes y etiquetado en Eslovenia Croacia en bicicleta. Guarda el enlace permanente. 19 comentarios.
Como siempre las fotos una pasada, la playa primera me encanta, como dices, pura costa brava… este viaje me lo perdí por lo que sabes, pero en parte me siento responsable de la elección, así que ¡enhorabuena! ¿para cuando el próximo?
Gracias tio, fue una buena elección! Las fotos ya sabes que yo las hago con el photoshop jeje. El próximo sera llano y en Francia para no coger aviones, ya que le he comprado una bici a Carmen y será su primera experiencia, animate y te apuntas, será para la primavera próxima.
Lindo viaje…gracias por compartirlo.
Un saludo
Lindas Fotos Luis, gracias por compartir tu experiencia… pero el que no me lo quiero perder ( leyendo tus historias, claro!) es el que hara Carmencita contigo… eso lo quiero verrrrr, jejeje
a entrenar se ha dicho!
besos
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Gracias a vosotras por leerlo!
Besos
Luisote,
Como no, ¡fascinante!
He tomado nota de todo, será pronto blanco de los neumáticos de mi bici, lo malo es que me temo que no tengo más remedio que ir en agosto, por que creo que en invierno (navidad) las horas de luz deben ser escasas, ¿verdad? Por no hablar del frío de la zona…
Hola Rafa!
Pues si no tienes opcion sera mejor que en invierno claro, como tu dices poca luz y rasca.. A ver si algún día nos hacemos algo juntos tio! Un abrazo
Bueno bueno bueno,todos aqui estan hablando como prsaooienfles que se pasaron la vida estudiando y solo lo hicieron a los 30 por que conlleva a eso Haber no cambiaria tanto,que las chicas o chicos tengan sexo,por dios eso es de mente plana,yo tengo 16 af1os NUNCA tuve sexo pero se de eso desde los 5 af1os,siempre mire programas educativos de sexo y mi madre me explicaba todo,ella siempre me decia es mejor que no te esconda sobre esos temas por que si no te llevaras un susto Muchos aqui pueden tener complejos de padre o lo que sea solo digo que a los 13 af1os si ellas o ellos quieren hacerlo que lo hagan,saben en donde se meten placer no es nada mas que placer,mi hermana tiene 18 af1os perdio la virginidad con su novia a los 17,me conto que le dolio pero eso no cambio quien era o como era,no exaregen por favor ^^Bye bye
Me parece una idea preciosa este blog, muy buen gusto en la elección de las fotografías, mostrando tan bellos parajes me has hecho volar de mi caótica ciudad hacia tierras lejanas! Los textos muy amenos también. Un abrazo
Muchas gracias Jami, me alegro que te haya gustado. Un abrazo.
Mi querido Papasote!como de costumbre tu narracion y descripcion:amena,ligera,deliciosa me lleva flotando por tus sitios visitados!que lindo compartes!!Estaba al acecho,esperando este grato momento!Lo he disfrutado regio!!!(como en Espagnol!)Espero verte pronto!desde que regrese a Francia,van casi 5 meses y aun no nos hemos visto,un besote a bientôt……….
It’s wonderful to have you on our side, haha!
¡Ya sé dónde ir en el próximo viaje! Era mi primera opción cuando lo cambié por Egipto. No es mal cambio pero me apetece mucho toda la costa de Croacia, sus islas, y sus ciudades ¡Aunque el Nilo es el Nilo! Pero se necesita un mes para disfrutar de todo ese maravilloso río.
Pues nada, llevo un par de días mirando tu blog y me encanta.Escrito con coherencia ,se lee con diversión y la cantidad de información útil es tremenda;Tanto en la vertiente cicloturística como en la social.Espero que sigas escribiendo con frecuencia, que yo lo leeré asiduamente.
Ah, si sale el proyecto de la Karakorum highway postealo por favor , que eso tiene una pinta maravillosa
Un saludo
Gracias Toni por tu comentario. Lo de la KHG lo veo complicado por ahora, pero espero que caiga algún día!
il nous faut le traducteur
biz
m-hélène
Hola,
Interesante sitio web y bonito viaje por Eslovenia y Croacia. En 2009, junto con un amigo, también pedaleé por Eslovenia y el país me encantó. Por algún motivo la denominan como ‘la perla de Europa’. Aquí dejo un enlace de las fotos: https://picasaweb.google.com/gerard.castella/EsloveniaAmbBicicleta09
Salut,
Gerard
Gracias por compartir tu experiencia!!! será de mucha ayuda!