La vuelta al mundo en bicicleta

¿Quién no ha soñado alguna vez con dar la vuelta al mundo en bicicleta? Como últimamente estoy poco inspirado, aquí os dejo un artículo traducido de la revista francesa SPOR&VIE número 31, un monográfico sobre el mundo de la bici, acerca de esos aventureros que un día decidieron vivir su sueño.

LOS TROTAMUNDOS

Son unos cientos, quizás incluso unos miles, los que recorren el mundo a golpe de pedal. Estos cicloturistas infatigables son los últimos aventureros de la historia.

A falta de tener el viento a favor (no siempre hay suerte), el cicloturismo va hoy en día viento en popa. Personaje a parte en una sociedad de consumo, en donde viajar al otro extremo del mundo se ha convertido en algo tan fácil y barato como coger el tren de alta velocidad para atravesar Francia, el trotamundos en bicicleta no deja de ser una especie en vía de desarrollo. Ya no se cuentan el número de blogs, libros, artículos y obras diversas que narran los recorridos de aprendices de aventureros a dos ruedas que han partido a ver si el mundo en más bello en otras tierras. Más bello o simplemente diferente. Ya que, generalmente, este género de empresa se alimenta de una búsqueda existencial, de una necesidad de algo nuevo y de esa esperanza algo loca que quiere que la hierba sea más verde en otros lugares. Precisamente el verde, la naturaleza, la ecología, es uno de los leitmotivs que se encuentran a menudo en el discurso de los cicloturistas. Como Charles Brigham, ese americano que ha dejado su Wisconsin natal y su tienda de bicis un día de septiembre de 2007 para «dar una vuelta», como ellos dicen.

Este deportista, con 30 años recién cumplidos, hace apología de la bici, de la naturaleza y del gozo de la lentitud en general: «Las personas no están hechas para viajar tan rápido. Yo deseo pues promover la bicicleta y combatir nuestra adicción a la velocidad, que nos hace quemar petróleo y mata lentamente a nuestra comunidad. No encuentro en absoluto natural coger el avión, ni incluso el coche, y me gustaría que la gente se dé cuenta de que existe una alternativa a este modo de vida.» Para transmitir sus ideas, contacta con regularidad a la prensa local y se ofrece para reparar gratuitamente la bici de la gente instalándose unos días en alguna plaza de sus ciudades-etapa. Es también la ocasión de charlar con las personas y de romper al menos un tiempo la soledad del viaje. «Pedalear es a veces difícil, pero menos que la soledad. Por cierto, te puede pasar sentirte sólo incluso en plena multitud. Conozco gente sin parar y he hecho desde mi salida cientos de nuevos amigos. Pero este tipo de relación no es nada comparable a la amistad  que se siente con los amigos de siempre y la familia.» Con su barba hippie, Brigham ha predicado esta buena nueva a través de los estados Unidos antes de atravesar el Océano Atlántico (dos meses en un velero) en dirección a Europa y Gran Bretaña, el Benelux, Francia y, según las últimas noticias, la Península Ibérica. A sus conviciones ecologistas se añaden su noción del placer, la curiosidad y un gusto claro por los paisajes grandiosos.

Algunos curiosos personajes

Encontramos el mismo caracter en la persona de Janne Corax Rickert, un sueco adepto al cicloturismo desde 1994. No es raro ver a este especialista en grandes cumbres culminar puertos de más de 5.000 metros de altitud: altiplanicies tibetanas, Nepal, cordillera de los Andes en Argentina, Kilimandjaro, Caúcaso… ¡no se le escapa ni uno! Además es uno de los pocos en haberse aventurado en la autopista del Pamir (The Pamir Highway) que comunica Tadjikistan con Kirghizstan. Su próximo desafío: escalar las 25 cumbres más altas de los Andes en América del Sur. A parte de la belleza de los paisajes, explica lo que le empuja a realizar tales hazañas: «Algunos quieren comprender el mundo. Otros buscan la gloria. Algunos otros el sentido de la vida o probar algo, a ellos mismos o a otros. En lo que a mi se refiere, es una simple cuestión de curiosidad. El mundo es vasto, inmenso, y simplemente tengo ganas de conocerlo.» Con la idea subyacente de ir allí donde ningún otro ciclista ha osado jamás meter su rueda. Como cuando consiguió alcanzar con su compañera la cima del Kangzhagri en el Tibet, después de 27 días de expedición y aislamiento total en medio de la nada: «Encontrarse allí donde jamás nadie ha estado y sentarse tranquilamente a 6.323 metros de altitud en plena desolación, por encima de un paisaje majestuoso, es una sensación fantástica. Sobre todo porque habíamos fracasado cuatro años atrás. Estábamos al borde del agotamiento, cada segundo era un verdadero calvario. Mientras que la segunda vez hubiéramos podido quedarnos durante horas.»

¿Quién no tiene un blog?

«Una vuelta al mundo en bicicleta debería vivirse como una forma de rebelión contra la sociedad», opina Claude Marthaler, uno de los primeros en haber atravesado la Unión Soviética pocos meses después de su desmoronamiento. Este Ginebrés de 40 años con envergadura de atleta sabe de lo que habla. Habiendo crecido entre relatos de los primeros viajeros en bici, ha atravesado no menos de 60 países durante los siete años de su periplo alrededor del mundo. Si el deseo de ir hacia lo desconocido forma todavía parte según él del «ciclo-aventurero» del siglo XXI, le parece sin embargo que hoy en día la  iniciativa de sus contemporáneos carece de espontaneidad: «cada vez es más difícil encontrar alguien que ha decidido dar la vuelta al mundo en bici que no haya creado su blog o su página web, ni escogido su itinerario con precisión, o incluso haber escogido su lista de patrocinadores, y, sobre todo, que sin todas estas precauciones no partiría.» Sin duda el cicloturismo ya no es algo propio de los deportistas de alto nivel como podía ser el caso al inicio de los años noventa. Basta con meter expresiones como «vuelta al mundo en bicicleta» o su traducción anglosajona «world bicycle touring» en cualquier motor de búsqueda para contemplar la multitud de páginas web y blogs dedicados a los viajes en bici. Conservación de la biodiversidad, recolección de fondos para luchar contra la pobreza o el cáncer, encuentro de empresarios «eco-responsables»… se destacan a veces como excusas para el viaje. «A veces tengo la sensación que detrás de la hazaña deportiva se busca una necesidad real de reconocimiento de cara a la sociedad», analiza Claude Marthaler. ¿Estará el espíritu de aventura, tan apreciado por los pioneros del viaje en bici, muerto y enterrado? No exageremos, ya que, aunque las nuevas generaciones hacen gala  de algo más de organización que sus predecesores, no deja de ser un descubrimiento de lo desconocido. Una curiosidad a la que a partir de ahora se añade una motivación más personal, más existencial, nacida la mayoría de las veces del rechazo a un modo de vida sin sentido, basado en una sociedad de consumo y del beneficio de la cual uno puede sentirse a veces ajeno. El cicloturismo ofrece entonces una vía de escape de lo más atractiva. Como atestiguan esta pareja de franceses, Adeline y Olivier, que partieron en tandem a través de Africa a comienzos de año: «Al hacer esta elección, teníamos la intención de romper con el esquema social tradicional que dice que a nuestra edad -24 y 27 años- se piensa antes que nada en los estudios, en invertir en un piso o en fundar un hogar. Al acercarse el momento de partir, teniamos la sensación de estar al borde de un precipicio con la seguridad de la tierra firme trás nosotros y bajo nuestros pies la llamada embriagadora del vacío. Elegimos saltar utilizando, sin embargo, algunos paracaídas.»

Peligros de la ruta

Entonces, ¿Revelión o huida? Todo depende del punto de vista. Pero está claro que el concepto mismo de cicloturismo se aleja progresivamente de su antigua concepción para adaptar su práctica a la de su época. La de una preocupación permanente por la anticipación y de una evaluación meticulosa de los riesgos. Si en la naturaleza humana está el tener miedo y prevenir todo riesgo, conviene como siempre no caer en el exceso. Demasiados preparativos, demasiado dinero, demasiados cálculos, enfrian sin duda la emoción. «Para nosotros la etapa más delicada no ha sido la salida sino el período en el que decidimos arrancar con este loco proyecto. Vivimos nuestra salida como una consumación y nuestras primeras pedaladas nos han dado mucha satisfacción y un inmenso alivio. Concretábamos un proyecto concebido dos años antes y en el que trabajábamos activamente desde hacía más de seis meses», recuerdan Adeline y Olivier. Se decida de buenas a primeras o tras una larga reflexión, el viaje en bicicleta es una aventura que proyecta hacia lo desconocido, con sus alegrías por supuesto, pero también sus situaciones difíciles. «No necesariamente es más peligroso pedalear hasta la otra punta del mundo que al lado de nuestra casa», opina Claude Marthaler. «Más bien es la percepción que los occidentales tenemos de estos riesgos lo que nos da esta impresión». Junto a los peligros que el ciclista encuentra cotidianamente en Occidente, el cicloturista debe ante todo desconfiar de los vehículos a motor. «En Estados Unidos he escuchado a menudo los insultos de los automovilistas cuando me estaban adelantando», recuerda el ciclo-aventurero suizo. Los más experimentados en la materia no dudan en dejar caer la idea de que los ciclistas son la presa favorita de numerosos conductores desocupados. En 2003, el americano Ken Kiffer, fervororso adepto de la filosofía de vida de Henry David Thoreau, el célebre autor de Walden ou la Vie dans le Bois (Walden o la Vida en el Bosque), fue una de las víctimas colaterales de esta difícil convivencia entre automovilístas y bicicletas. Ironías del destino, después de varios decenios recorriendo a lo largo y ancho América del Norte, es finalmente a algunos kilómetros de su domicilio donde terminó su periplo, atropellado por un conductor borracho.

La bici o la vida

Si los accidentes de carretera son bastante frecuentes, los ataques a mano armada son por el contrario muy excepcionales, incluso si constituyen, de largo, los incidentes más traumáticos. Bernard Magnouloux, que dió la vuelta al mundo en los años 80, ha sufrido la desagradable experiencia. Salvajemente agredido en Méjico por ladrones armados que querían su bicicleta, el francés se vió obligado a aparcar su proyecto temporalmente para recuperarse del traumatismo sufrido. Hasta el punto incluso de abandonar. «El choc psicológico provocado por esta agresión me ha obligado a tomar un año de descanso en Francia antes de poder continuar», explica en una reciente entrevista. El amigo Marthaler ha tenido un poco más de suerte. Y la única agresión real a la cual ha tenido que hacer frente tuvo lugar en Ucrania justo al principio de su vuelta al mundo que le llevó desde las altiplanicies tibetanas hasta el corazón de Africa. En este país, donde el comunismos dejo la economía exagüe, tres hombres armados con una barra de hierro se bajaron de un Lada con la clara intención de robarle. Incluso si la tentativa se saldó con el fracaso de los agresores, el aventurero no se quedó menos traumatizado. He aquí como lo explica en Le Chant des Roues (El Canto de las Ruedas), el libro que recorre su periplo: «Hoy me doy cuenta de que escapé de lo peor y que a pesar de la acogida muy calurosa de los ucranianos, ya no me veía en el viaje (…) en la carretera de Odessa, tenía la angustia de una agresión al final de cada cuesta.» Miedo que conseguirá superar sin pasar por la casilla de salida puesto que finalemente se quedará subido al sillín mas de 120.000 kilómetros.

Imposible dejar de pedalear

Aunque sea percibido ante todo como un turista que tiene los medios económicos para viajar, el ciclista de largas distancias suscita la mayor parte de las veces más curiosidad y admiración que desprecio y envidia por parte de los autóctonos. A condición de evitar las regiones más inestables del globo. Pero si los peligros que acechan a los «cicloaventureros» son muy a menudo sobre-estimados, hay uno al cual todos deberán hacer frente un día u otro: el de la angustia que acompaña el retorno a una vida más «normal». Y sobre este punto, el alemán Heinz Stücke es sin duda una autoridad. Hace ahora 50 años que esta leyenda del cicloturismo está viendo mundo en bicicleta, desde ese día de agosto de 1960 cuando decide, casi por un desafío de sus amigos, poner el sillín en dirección al Este, hacia el continente asiático que le hace soñar. Acababa de cumplir 20 años y estaba lejos de imaginar que se lanzaba a una aventura sin retorno, o casi. Ya que si las razones que empujan a dejarlo todo por la bici no faltan, las que nos fuerzan a volver a los origenes terminan por difuminarse con el transcurrir del tiempo. «Es divertido el número de veces que me he dicho que ya iba a volver a casa, y por tanto el número de veces que he dado marcha átras. Amenudo me han preguntado en el camino cuándo pensaba volver a casa. Siempre respondía que no sabía, el año que viene o el siguiente quizás, que ya vería…» Y desde entonces, en efecto, nunca ha conseguido volver, huyendo de los suyos tan pronto como llegaba a su Alemania natal. Fue el caso en 1977 cuando, a penas de vuelta con su familia, cae en la cuenta de que su aventura ha terminado y que le hacía falta trabajar como a todo el mundo. Quién iba a créer que el retorno es una prueba mucho más difícil de llevar de lo que se pensaba. «Conozco muchos cicloturistas que pasan verdaderas depresiones a la vuelta de un gran periplo», reconoce Janne Corax Rikerth, nuestro especialista de grandes cumbres. «Es una cuestión de elección vital. Personalmente yo pienso que la vida «normal» es dificil. Apañárselas con la rutina y el aburrimiento ligados a las obligaciones domésticas y profesionales, eso es duro. Viajar es fácil. Haces lo que tienes que hacer en cada momento, y lo haces por ti. Para darte gusto». Los anglosajones llaman a esto el «post travel syndrome», o síndrome de fin de viaje que Claude Marthaler resumen en estos términos: «A la vuelta de un periplo de varios años en bici, hay un riesgo importante de perder la cabeza. Uno se encuentra en una especie de estado, que para mí, se parece mucho a un proceso de duelo que puede durar varios meses.» En resumen, uno se deprime un poco. Frente a esta situación de angustia al volver a la vida normal, escribir un cuaderno de viaje o dar conferencias reviviendo el periplo facilitan una transición progresiva y suave del nomadismo a la sedentaridad, además de aportar algún dinerillo normalmente bienvenido por estos viajeros que terminan su aventura pelados. Hablar se revela como el mejor remedio a este extraño mal cuyo origen bien podría remontarse a los albores de la humanidad. Y plantear la sempiterna cuestión sobre la cual un buen número de filósofos ya se han comido la cabeza: ¿el hombre es en el fondo nómada o sedentario? El asunto ha inspirado por supuesto a los más grandes, como Jacques Brel cuando declaraba irónicamente poco antes de morir: «Lo que es difícil para un hombre que vive en Vilvorde y quiere ir a Hong-Kong, no es ir Hong-Kong, es dejar Vilvorde.»

Grégory Fléchet y Daniel Pontal

SPOR&VIE. Número 31, pag. 38-45: La bicicleta, la más bella conquista del hombre.

Espero que os haya gustado el artículo, al cual le falta un cicloviajero excepcional y español: Alvaro Neil, el BiciClown. Os aconsejo que no dejéis de visitar su página y conocer su proyecto.

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Publicado el 12 octubre, 2010 en Generalidades, Viajar en bici y etiquetado en . Guarda el enlace permanente. 10 comentarios.

  1. Muy buen artículo…

    Es difícil luchar contra la picada del mosquito del viajero (cicloviajero en este caso)…uno se encuentra soñando en la oficina…

  2. Asi es ,Yo sueño leyendo las vivencias y anecdotas contadas por los cicloviajeros me transporto
    mentalmente a que soy Yo el que esta en esa bici y consigo imaginarlo y decidir lo que haria en ciertas ocasiones , me quedo absorto leyendo.
    Pero sigo con los pies en el suelo y al terminar la lectura descubro que estoy en casa tras mi ordenador y prosigo con mi vida.
    Que bonito fue soñar por un instante atravesar lugares insolitos a velocidad de paseo que es la
    que te permite ver y disfrutar , ¿de que vale ir a china en avion y volver de inmediato? ¿que as visto ?¿ dos aeropuertos? imaginate ese viaje en bici ………..ESO ES VIVIR EL VIAJE……..
    Lamentablemente mucha gente ni disponemos del dinero ni del tiempo para realizar o intentar esta clase de viajes hasta me atreveria a decir que nos faltaria el valor de asumir el reto.
    Esto no es un simple paseo de domingo.
    A mi siempre me falta podermelo permitir para asi poder descubrir si tengo valor de asumir el reto. Yo me curre un pequeño viaje en bici , nada extraordinario y me a picado el gusanillo fue un corto viaje España – Francia lo tengo publicado en google :venturas y desventuras de mi primer viaje en bici.
    Por el momento seguire soñando mientras leo.
    Animo pedalear y seguir publicando vuestras aventuras .Yo viajare a traves de ellas
    ……………..GRACIAS………….

  3. Continuando con mi lectura en internet, he encontrado una pagina de record y uno de los cuales era: la vuelta al mundo mas rapida en bici segun pone casi 30.000km en 194 dias y horas
    por dios , esta chorrada que es? 154km por dia asta ahi bien, pero para pasar de continente a continente ¿que tenia el avion esperandolo?¿o un helicoptero a su disposicion ? ¿llevaba tambien mayordomo? lo digo por la compra y preparar comida, ahhh seguramente llamaba al restaurante chino y este con el scooter le salia al encuentro jajaja.
    que facil es poner chorradas en la red menos mal que tenemos la posibilidad de creernoslo o no

    • jajaja, pues eso es como casi todos los records creo yo, una bobada (la paella mas grande, el escupitajo mas lejano, la estupidez mas estupida etc)

      • in Rome it’s impossible to use the bicy take your bicy=kill ya when I steuidd in France I always took the bus and my bicy I miss so much these days!!The gov. don’t thinks really green, the new reforms about the environment are no equal, because in some city you can live green and others is impossible think,live or be green .I hope one day to ride my bicicletta without risk my life!

      • Normally I’m against killing but this article slaughtered my ignorance.

  4. cuando uno tiene un sueno ardiente y lo suficientemente grande, lucha por ello con todo tu ser y el universo se confabula para que las condiciones de realizarlo vengan hacia ti, exito que nada es imposible,

  5. Viajar es vivir, adaptarse es morir.

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