Primer principio irrefutable: UN SILLÍN ADECUADO ES FUNDAMENTAL. Segundo principio irrefutable: NO EXISTE EL SILLÍN PERFECTO… sino el mejor para nuestro culo. Este es un tema polémico donde los haya, pues hay casi tantas opiniones como morfologías culares en la galaxia cicloturista. ¿Como encontrar Nuestro Sillín? Pues bien podría terminar este artículo diciendo: ni idea….

… por la sencilla razón de que para saber si hemos comprado el sillín adecuado habrá que rodar unas cuantas horas con él y, en algunos casos, como los Brooks (dicen), unos 500 Km. Así que, aún siendo importante la primera impresión en la tienda (en el poco probable caso de que podamos probarlo), no será definitiva. La única forma 100% fiable es ir probando hasta dar con él… y eso supone a veces varios cambios de sillín y un dinerillo. Lo que sí puedo es contaros mi experiencia personal para contribuir a que vuestra elección tenga más posibilidades de ser correcta (si compráis una bici y el sillín de serie no os convence normalmente no tendréis problema en que os lo cambien).

Comencé con un sillín más bien blando (no de gel) y más bien ancho (entre btt y paseo), con una ligerísima hendidura en la zona perineal (que sirve para aliviar la presión sobre la próstata en el caso de los hombres). Resultado: comodidad aceptable para los glúteos (aunque terminaba con molestias al final de la jornada debido a una mala circulación sanguínea, problema típico de los sillines blandos), regular en el perineo y presión bastante molesta en el nervio ciático al cabo de un par de horas de pedaleo. Conclusión: el sillín tenia una morfología clásica, que hace que una parte considerable del peso recaiga en el perineo y no en los ísquiones (glúteos), era demasiado blando, la hendidura prostática no era suficientemente «profunda» y era demasiado ancho por lo que presionaba la ciática.

Pasé a un sillín de bici de carreras, es decir estrecho, de gel pero más bien durito. Resultado: dolor en las nalgas pero no en el nervio ciático.

De estas dos experiencias saqué tres conclusiones:

1. Sillín blando (goma espuma, gel): mala circulación en los glúteos = molestias.
2. Sillín ancho: presión en el nervio ciático = molestias.
3. Sillín de morfología clásica (digamos más o menos plano): apoyo en el perineo = molestias, problemas para mear después de varias horas de pedaleo y a la larga posibles problemas de próstata que acojonan.

Finalmente  encontré «mi» solución, y, como hago cuando se trata de servicio público, daré el nombre de la marca: WTB. Sillín firme pero no duro, ni estrecho, ni ancho, solución intermedia, y morfología que favorece el apoyo en los ísquiones en vez de en el perineo y con hendidura prostática acentuada pero sin exagerar (no vaciado prostático, creo que este favorece las rozaduras). Este sin duda es mi sillín. Lo noté desde el primer día y lo sigo notando… y es una diferencia sustancial para disfrutar de un viaje.

Por lo tanto y según mi experiencia (y la de mucha otra gente por cierto) hay que favorecer los sillines más bien estrechos, no blandos (aunque parezca paradójico), con hendidura prostática pero no «vaciado» (para los hombres obviamente) y con morfología que prima el apoyo en los ísquiones (son esos sillines ligeramente «levantados» en su parte posterior).

Para mujeres también hay sillines específicos ya que ellas tienen una estructura ósea diferente (son más anchos y el pico es más corto)… sobra decir que mi experiencia en este caso es nula, lo siento chicas.

Por último, me gustaría comentar otros dos tipos de sillines mas «especiales». Los sillines de cuero Brooks, una leyenda en el mundo del cicloturismo, y los sillines ergonómicos tipo Duopower.

De los Brooks hablan maravillas, ya que el cuero se deforma y se ajusta a la morfología «culil» dando como resultado un sillín a medida… después de haber sufrido, eso si, durante unas cuantas centenas de kilómetros en el proceso de adaptación. Sin embargo, estos sillines tienen mantenimiento (se aconseja tratarlos regularmente con una grasa especial) y se deben cubrir con una funda si se deja la bici a la intemperie (para protegerlos de la lluvia). Este argumento va en contra de mi principio fundamental cicloturístico de la simplicidad, por lo que los descarté en mi búsqueda del sillín ideal, y tampoco le convencían a mi bolsillo (precios a partir de 80 euros). Pero repito que cuenta con muchos devotos usuarios (aunque no todos, por cierto).

En cuanto al Duopower, unos sillines de morfología ergonómica, estéticamente rarillos, he leído de todo, en general positivo respecto a la comodidad y negativo respecto a la calidad de los materiales y acabado… pero francamente no tengo una opinión formada.

De izq. a dcha.: mi sillín, el WTC Láser, el mítico Brooks B17, y el patito feo, el Duopower Velox

En cualquier caso, repito que la elección del sillín es un tema absolutamente personal y que es normal tener siempre ciertas molestias los primeros días de viaje. Y sobre todo y para los hombres, si tenéis molestias o sensación de adormecimiento en la zona perineal (próstata) ¡cambiad de sillín inmediatamente, aunque os haya costado una fortuna y no os duela el culo!… ¡ah, se me olvidaba!…si no encontráis solución siempre os quedará la bicicleta reclinada… pero eso es otra historia.

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